viernes, 27 de febrero de 2015

Recreación literaria y reconstrucción histórica

El escritor y el historiador construyen relatos, e incluso sus relatos pueden entrecruzarse e interpelarse. Mas nunca el relato literario puede pasar por relato histórico, ni aspirar a ello.
 
No se trata de que el relato histórico acote hechos, y el literario alumbre ficciones. La historiografía hace tiempo que se ha desvelado como una hermenéutica, puesto que el acontecimiento histórico existe como resultado de una superposición de interpretaciones para las que no existe un referente objetivo. En este sentido, el relato histórico no deja de ser ficticio. Pero es una ficción volcada en reconstruir el pasado, y forzada por tanto a una contrastación de datos, a una búsqueda de fuentes y a una sistematización conceptual acorde a los cánones académicos.
 
El recurso al pasado, en la ficción literaria, es uno más entre otros, y su peso en la obra dependerá sólo de la necesidad de sugerir una atmósfera, de dibujar un ambiente, de insinuar un marco para la acción. La obra literaria será más ficticia cuanto más realista quiera aparentar ser, y su valor no dependerá del trabajo previo de documentación, ni del tiempo o el esfuerzo que el autor haya dedicado a semejante empresa. Por más que, por ejemplo, su empeño haya sido el de escribir una novela histórica memorable, el juicio literario de esa obra no se verá afectado por la exactitud histórica del texto.
 
        No nos asemejemos a esos hemingwayanos con pecas que cada año

La Oliva, asociación "Raíz del Pueblo", 12 febrero 2015
desembarcan en los sanfermines de Pamplona con un ejemplar de "Fiesta" en el bolsillo, o acabaremos corneados.
 
 

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